jueves, 5 de julio de 2012

Capitulo 8 - esto no va a acabar bien

Empezaba un nuevo día. Me preguntaba si en aquel infierno había un gallo como despertador.
- Ana, despierta. Ha venido a buscarte Jessica.
No había. Era mi abuela que me movía de un lado al otro. Preferiría que me hubieran metido en un manicomnio, seria mucho mejor llevar una camisa de fuerza que no tener ni cobertura. Miro mi movil, ahora inservible. Respiro hondo.
- ¡Abuela! ¡son las siete de la mañana!, no puedes venir a despertarme con tanta tranquilidad.
Voy al armario donde no cabia ni un cuarto de la ropa que habia traido y me costó mucho elegir. Estabamos en el campo. En un sitio donde llovian 237 dias de 365, e ir de tirantes era una tonteria. Pero basicamente, era lo unico que tenia. Suspire. ¿Y yo le habia pedido a mi madre que me queria ir, sin saber a que infierno me iba a llevar? Que estupidez.
Jessica subió las escaleras, ya que resonaba por toda la casa los gruñidos que hacian los escalones de madera (gruñidos, o como se llamaran). Volvi a suspirar. Baje por las escaleras y volvio a hacer ese ruido que a mi tanto me jodia. Llegué abajo, y mi "desayuno" ya estaba en la mesa. Brownis.
- Esto es todo carbohidratos y azucar - dije mientras cogia uno de ellos con el dedo índice y el pulgar. Lo miraba con asco.
- Si antes te encantaban - dijo mi abuela mirándome con los ojos bien abiertos -. Jessica, ¿los quieres tu?
- Claro, señora Hayden - contestó esta.
Tiró de la silla hacia atrás, se sentó y se puso a comer los brownis tan tranquila. Vale, en este pueblo en todo el verano se van a poner como focas si todos comen así todos los dias. No puedo ni mirar como se mete esa mierda a la boca. Jessica me miró, y me sonrió. Repugnante: llevaba trozos de chocolate en los dientes. Tosí para que no me dieran arcadas. Lo mejor que podia hacer en ese momento era salir fuera. Olía raro, a aire puro. Estornudé.
El terreno estaba húmedo. Nathan y yo corríamos a una cueva que no era precisamente una cueva, no cabíamos entrando los dos por nuestra cuenta así que teníamos que juntarnos mas para no mojarnos ni que las rocas que se desmoronaban se cayeran encima nuestra. Se podía oír el sonido de nuestros corazones y yo sentía en aliento agitado de Nathan en mi hombro desnudo. Levante la vista. La verdad es que estaba guapísimo, estaba tan musculoso y fuerte. Me sentia protegida. Los ojos verdes brillaban bajo la luz de la luna. Había parado de llover, pero quería seguir allí, con el. Fuimos acercando nuestros labios y me besó.
Menuda visión mas larga. Estaba claro, me estaba volviendo loca. No se si es el aire, la bebida de aqui, el suelo o no se lo que era.
- Definitivamente, esto no va a acabar bien - me digo a mi misma.
Pronto empieza a pegar el sol, y luego le tapan las nubes. Y los bichos ya me están comiendo (literalmente). Y ahora pienso... ¿por que Nathan?, ¿por que no Calan? también es guapo y me da menos incomodidad hablar sobre el. Respiro hondo. No podía pensar en chicos después de lo que me había pasado con Michael. Aunque la verdad es que en este pueblo (ya me había acostumbrado a llamarlo pueblo sin reírme) no puede haber nadie mas guapa que yo, tengo miedo de que alguien me vuelva a engañar.
Jessica sale de la pequeña cabaña, casa o como se llame eso y le cojo por los hombros, la tambaleo un poco y digo:
- Tienes que ayudarme.
- ¿De que estas hablando, Ana?
- Tienes que ayudarme a salir de aquí cuanto antes. Mañana quiero estar de vuelta a mi amada Nueva York, a mi mansión de tres pisos con piscina. Estar aquí es una agonía.
Su rostro paso de ser de confundido a no aguantarse de la risa. Se sostuvo en equilibrio gracias al marco de la ventana y me miro, secándose una lagrima que se le había caído.
- ¿Estarás de broma, verdad? - al ver mi cara de "no-tiene-ni-puta-gracia" supo que no -. Pero no puedes irte, ¡son las fiestas del pueblo!
- Por favor, Jessica - supliqué.
- Vale, vale. Lo que tienes que hacer es liarte con un chico en la fiesta de esta noche, ya sabes a lo que me refiero.
- Si...
- Tienes entre Nathan, que aun no lo ha hacho con nadie, Calan, que como te acerques a el te arranco la cabeza y hecho tus restos a las fieras o Jonathan, que ese seguro que te dice que si.
- Mm... así que Calan, eh - levanté y bajé las cejas. Me empujo suavemente y se rió - pues entonces con Jonathan.
- No hace falta que lo evites. Todo el pueblo sabe que te mola Nathan.
Gruñí. Ya empezaban otra vez. Si es que aquí no podré abrir la boca una sola vez sin que me diga que me gusta alguien.
- Que te peten. No creo en el amor - suspiré -. Solo hace sufrir
Ella me agarró de las mejillas y me puso los labios como si fuera un pececillo. Luego las estiro y hizo que sonriera. ¡Pero que bestia que era, nano! ¿Y haber por que coño tocaba mi bonita cara?.
- El plan está en marcha.

8 comentarios:

  1. Yo aquí me he liado en la historia, ya no entiendo. Lo de Nathan en la cueva, es un sueño???

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    1. todo lo ke esta ahi en cursiva son visiones ke ella tiene

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    2. ahh gracias. Me encanta tu historia, me tienes enganchada y eso es difícil porque me gustan pocas cosas.
      Te lo dice una fan de tu historia

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  2. Ya era hora de que subieras eeehhh!!! Q me tenias desesperada, tu sabes lo q he sufrido?? Me MORIA de ganas por leer otro capitulo, al fin! Sube muuuuuuuuy pronto ehhh?
    Besos, Alicia

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    1. buuufff, mi mente estaba de vacacioness!!
      esta vez ya no te dejare sin suministro
      VOLVERE, MUY PRONTO
      mil besoss

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  3. Te he afiliado en mi blog, míralo: http://los-diarios-de-lucia.blogspot.be/

    Por cierto, sigue escribiendo que me encanta.

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